domingo, 30 de enero de 2011

Obsolescencia Programada - Planned Obsolescence

Recientemente tuve la ocasión de ver un documental emitido por La 2 de TVE, titulado "Obsolescencia Programada", cuyo visionado recomiendo encarecidamente y que enlazo a continuación:



De una manera muy resumida, presenta cómo desde la invención de la bombilla (como primer ejemplo de obsolescencia programada), las grandes compañías tecnológicas (y no tecnológicas, como por ejemplo con la fabricación de las medias de nailon) siempre han tratado de establecer cierta fecha de caducidad en sus productos (ya fuera programando la propia inoperatividad del producto tras un tiempo de uso determinado, o mediante el simple mecanismo del establecimiento de modas efímeras que se sustituyen unas a otras), con tal de evitar la existencia de bienes tan duraderos que terminasen por reducir las ventas tan drásticamente que finalmente los negocios se vinieran abajo (y sin tener nunca en cuenta los beneficios naturales y ecológicos que por otra parte, podría conllevar un uso prolongado de los productos).

Todo esto me llevó a pensar en el mundo del software. Son frecuentes las sospechas sobre posibles bombas lógicas introducidas deliberadamente en ciertos softwares con tal de que tras un determinado tiempo, sea necesario recurrir a un servicio de soporte que ofrezca una solución al problema. Del mismo modo, en ciertas ocasiones un determinado software, ya sea un sistema operativo o una determinada aplicación, sustituye a una versión anterior a la cual no sólo no mejora, sino que a veces supone un paso atrás en eficiencia y/o experiencia de usuario.

Sin embargo, en el mundo del software libre estos hechos son simplemente impensables. Si una persona tiene la libertad de estudiar el funcionamiento de un software (teniendo por tanto acceso a su código fuente, y siempre y cuando éste no haya sido ofuscado previamente), podría detectar la inclusión de posibles bombas lógicas (además de por supuesto, bugs, comportamientos poco deseables o inestables, etc.). En definitiva, el software libre permitiría conocer si ese software está bien o mal diseñado e implementado, si cumple con las funciones que dice desempeñar correcta y eficientemente. Y teniendo siempre la oportunidad de corregir y redistribuir las posibles taras del software, o simplemente desecharlo por completo en caso de que su calidad sea escasa. ¿Podremos disfrutar algún día de la misma libertad y transparencia que nos ofrece el software libre, en otros ámbitos como pueda ser el hardware de la electrónica de consumo que producen las grandes compañías internacionales?